Una mañana me levanté «perdida en el mapa», sabía dónde estaba geográficamente, pero mi mente no podía conectar ese espacio geográfico con mis emociones y propósito. Verás, dejé mi país natal por muchas razones y me encuentro viviendo en un lugar con una cultura, idioma, procesos y comida diferentes a los que aprendí durante 40 años, lo cual me hace sentir muchas veces fuera de lugar, de repente estoy en una calle y miro a mi rededor y me pregunto ¡¿qué estás haciendo aquí?! y por unos segundo me ataca el pánico y la ansiedad, tal vez has sentido eso mismo que yo siento aunque te encuentres en tu lugar de siempre, y es que lo sentí también cuando recibí mi título universitario: ¿y ahora qué hago?; lo sentí cuando me casé: ¿y ahora cómo vivo?; lo sentí cuando cargué en casa por primera vez a mi hija: ¿y ahora cómo la mantengo con vida?; lo sentí al divorciarme: ¿y ahora cómo puedo seguir adelante sola?; lo sentí al casarme nuevamente: ¿ahora cómo haré funcionar este matrimonio después de un fracaso?, y, finalmente me lo sigo preguntando en este nuevo país.
Cuando mi cerebro me juega sucio va haciendo un paneo de todas esas decisiones y circunstancias que me hacen sentir perdida en el mapa, y lo único que quiero hacer es aislarme pues esa vocecita tan fastidiosa a la cual le encanta hacerme sentir terrible me dice: ¿para qué vas a salir, para dar lástima con tu actitud? no lo has superado y no lo vas a superar. Quien me conoce bien sabe que lloro por todo incontrolablemente y ayer no fue la excepción, a regañadientes y animada por mi amado esposo salí de casa a una actividad de mujeres en mi iglesia y luego de escuchar las palabras de mi amada amiga Leslie Holmes, entendí esa porción de verdad que no había considerado y que estaba alejando lo más posible de mi entendimiento: ya era tiempo de desempacar mis maletas.
«entendí esa porción de verdad que no había considerado y que estaba alejando lo más posible de mi entendimiento: ya era tiempo de desempacar mis maletas.»
Raquel Leal-Alvarez
Voy a contarte entonces lo que estoy procesando justo ahora y me hace preguntarme ¿qué estás haciendo aquí? con una perspectiva diferente y llena de esperanza, acompáñame en este proceso.
Debo aceptar que la vida es un viaje que debo recorrer sola y en compañía de otros, dependerá de mí hacer de ese viaje un trayecto placentero o una tortura.
Aceptar, es recibir voluntariamente algo o reconocer como cierta alguna cosa, y mi querida viajera todo este recorrido se trata de aceptar nuestra realidad, nuestro «aquí y ahora», lo que nos falta, lo que tenemos y lo que podemos mejorar; debo aceptar que mi vida hoy es diferente a lo que fue en el pasado, debo aceptar que mi realidad de hoy no será un «para siempre» porque puedo mejorar, puedo crecer, puedo anhelar y luchar pero todo desde este punto cardinal emocional donde se encuentra mi ser. Parte del trayecto lo haré sola, porque es necesario para mi crecimiento interior y otra parte del trayecto lo haré acompañada de quien se pone sus botas y dice ¡Vamos juntos!
Me siento en el exilio, pero esto no tiene por qué atemorizarme
El exilio es el hecho de encontrarte lejos de tu lugar natural y que puede hacerte sentir una forma de castigo y soledad. Así que si lo aplicamos al hecho de sentirte perdida en el mapa de tu alma, el exilio emocional puede hacerte sentir fuera de tu contexto, pues las circunstancias que estás viviendo no son las naturales, no son a las que estás acostumbrada, no son las que «deberían ser»; el divorcio, perder a un ser amado, perder tu trabajo, perder tus posesiones materiales, mudarte de tu país natal, perder ese bebé tan anhelado, los problemas financieros, todo eso puede hacerte sentir exiliada, inmerecedora de ser feliz, angustiada, sola, atemorizada y te mueres de miedo por dentro porque sientes que ese remolino que tienes en todo tu cuerpo no va a acabar nunca, te sientes cautiva y llena de temor, sí, puedo describirlo porque lo he sentido muchas veces y aún lo sigo sintiendo, pero hoy tengo un nuevo ánimo y una nueva herramienta para que no me atemorice y la encontré en una carta que aparece en la Bíblia en el libro de Jeremías capítulo 29 que fue escrita por el profeta Jeremías a los prisioneros del pueblo de Israel en Babilonia, y si hay alguien que pudo haber pasado momentos terribles como exiliados, fueron ellos, y esto fue lo que Dios les animó a hacer:
Construyan casas y establézcanse, es decir, desempaquen sus maletas, guárdenlas y hagan de ese lugar su hogar, fijen allí su residencia y VIVAN, eso aplica no sólo al mudarte de un lugar a otro físicamente, pues la maternidad te mueve de un lugar a otro, el matrimonio te mueve de un lugar a otro, un nuevo empleo o cualquier situación que te coloque en un punto vulnerable fuera de tu zona de confort es una mudanza, así que desempaca y fija tu residencia allí, porque tal vez pases en ese lugar un buen tiempo, ponte lo más cómoda posible y empieza a poner orden y tal vez un bonito florero con flores de colores llamativos para alegrar tu vista.
«Confía en Él la temporada de la vida en la que te encuentras actualmente. Desempaca tus maletas hasta que Dios te mueva.» Priscilla Shirer
Planten árboles frutales y coman de su fruto, y esto no aplica solamente a un jardín como mi Jardín Suculento, planta en tu corazón semillas de esperanza, de fe, siembra valores y llénate de herramientas que te ayuden a seguir adelante en tu proceso, verás una gran cosecha pues tal vez tu situación actual no cambie pero definitivamente podrás verla desde una perspectiva más fuerte y menos atemorizante.
Cásense, tengan hijos e hijas, y que ellos también se casen y tengan hijos. Aumenten en número allá, y no disminuyan, disfruta a tu familia, a tus amigos más cercanos, a tu pareja, a tus hijos, manténganse unidos, ellos son los que te acompañan durante tu viaje, hazlo placentero aunque haya dolor, el dolor pasará pero las marcas que dejes en tu familia y las personas más cercanas a tí, no.
Trabajen en favor de la ciudad a donde los desterré, y pídanme a mí por ella, porque del bienestar de ella depende el bienestar de ustedes, una de las cosas que más me anima de estar en un lugar nuevo es poder aportar y ayudar a quien necesite y el hecho de que hagas voluntariado en algún centro de ayuda en tu nueva ciudad, además de ayudarte a conectarte con más personas, va a contribuir al bienestar de tu comunidad ya al tuyo, pero, si tu situación no es haberte mudado de ciudad, este lugar por el cual vas a trabajar a su favor serás tú misma, sí, edifícate, trabaja a tu favor, cuida tus pensamientos y emociones porque ellos son la fuente de tu vida, procura tu bienestar físico y emocional, así el recorrido a través de esa circunstancia que te hace sentir en el exilio será menos traumático y doloroso para tí en la medida que los días vayan pasando.
El recorrido puede ser desconocido para tí, pero no estás completamente sola.
Habernos movido de nuestra vida habitual, puede resultar desconcertante, doloroso, atemorizante y nos puede llenar de una ansiedad que pareciera no tener final, pero, ese mismo Dios del que ya te he hablado que te soñó, formó y creó, está contigo en este momento, puedes no estar segura de lo que vendrá, puedes ver muy lejos la salida a tu problema, puedes pensar que tu viaje se ha terminado, y quiero mostrarte lo que sigue a continuación de las recomendaciones a los exiliados como tú y como yo:
«Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo. Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a mí en oración y yo los escucharé. Me buscarán y me encontrarán, porque me buscarán de todo corazón. Sí, yo dejaré que ustedes me encuentren, y haré que cambie su suerte: los sacaré de todas las naciones y de todos los lugares por donde los dispersé, y los reuniré y haré que vuelvan a este lugar de donde los desterré. Yo, el Señor, lo afirmo» Jeremías 29: 11-14
O sea, aunque no sabemos cuándo saldremos de una situación, aunque sintamos que nadie nos ve ni entiende nuestro pesar, aunque nos sintamos desterradas, inútiles, cansadas, dolidas, tristes, estresadas, ansiosa y todos los adjetivos de una interminable lista de sentimientos y emociones que nos paralizan y nos hacen sentir perdidas en el mapa, Dios sí conoce los planes para nuestra vida, sabe que esto por lo que estamos pasando no será por la eternidad, nos confirma que si nos acercamos a El en una conversación sincera y de corazón (en una oración) va a escucharnos y a consolarnos, no es algo mágico o místico, es Su promesa inquebrantable.
Así que, ánimo amiga virtual, que hay un futuro lleno de esperanza, está bien por hoy llorar, quejarse, lamentarse y hasta reclamar a los 4 vientos el por qué de lo que nos sucede, pero sólo está bien por un rato, no te dejes hundir en un pozo de desesperanza, en el rincón de una habitación lúgubre, porque aún hay más por hacer y más por vivir.
Haz de este un viaje placentero, pero de momento, desempaca tus maletas, ponte tu ropa más cómoda, toma tu bebida favorita y relájate para aclarar el panorama, porque mientras tu propósito esté en ese lugar que de momento no encuentras agradable, echarás raíces y florecerás.
Te abrazo desde este rincón de mi exilio, esperando que me sientas a tu lado.
Descubre más desde Thumbs Up Girl by Raquel Leal
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
Está buenísimo tu artículo mi Raco!!! Te felicito!!!. Un gran abrazo!!
Me gusta
Gracias por leerme y comentar, siempre es bueno saber qué opinan personas con buena crítica como tú. Abrazos.
Me gustaMe gusta