Un brindis a la lejania. Descubriendo nuevas formas de celebrar la Navidad.

La Navidad es mi época preferida del año, recuerdo a mis padres aportando ideas para decorar nuestra casa y buscando cosas acorde a la temática para que todo se viera hermoso, colorido, iluminado y llamativo. De ellos me marcó positivamente la pasión por decorar las ocasiones especiales y que todos los asistentes notaran que se hizo lo mejor para hacerlos sentir amados y bienvenidos; recuerdo el amor con el que hacían cada detalle especial, aun en medio de carencia nunca dejamos de celebrar, habrían menos regalos, un árbol más pequeño, las mismas decoraciones año tras año pero jamás faltaría el amor y dedicación con el que papó organizaba el play-list musical, decoraba la mesa y ponía lucecitas por toda la casa, mamá cocinaba, daba órdenes y arreglaba todo, heredé también la sencillez de la manera en que celebrábamos: más amor y diversión que regalos costosos o ropas elegantes, puedo decirlo sin titubear: jamas nos faltó algo porque con gratitud celebrábamos el nacimiento del niño Dios y la unión familiar, eso era más importante que todo lo demás.

Tengo 46 años y todavía recuerdo el día en el que supe que El Niño Jesus no venía a nuestra casa el 24 de diciembre para traer los regalos, tendría yo unos 8 o 9 años y encontré por error a mis padres forrando los regalos antes de la noche de navidad, y es que tengo la mala costumbre de jamás tocar una puerta antes de entrar, y allí estaban ellos con cara de sorpresa, tristeza y molestia con sus ojos clavados en mí, me invitaron a pasar y me explicaron qué estaba sucediendo en ese cuarto, estaban envolviendo ambos esos regalos que de seguro estaban en oferta, que no eran los que estaban en nuestras cartas al Niño Jesus pero que con sacrificio de amor habían comprado, y me sentí tan egoísta, entendí que ellos dejaban de darse gustos y regalos para que sus 4 retoños sonrieran por una noche buena desenvolviendo un juguete que tal vez dañarían en la siguiente visita de sus primos. Eso cambió de una manera radical mi manera de ver la navidad, ya no era pedir, pedir, pedir sino mantener la ilusión en mis hermanos, ayudar más en casa y ser consiente de lo que tenía y no de lo que carecía, dar, dar y dar; y es algo que aun practico, ya no es la cantidad de cosas que puedo comprar o las actividades que quiero hacer sino con quien las disfrutaré.

Emigré de Venezuela en el 2017 y al igual que ese día de diciembre cuando entendí de dónde vienen los regalos de debajo del arbolito de navidad, mi celebración tuvo otro giro. Ya no pasaría cada Noche Buena con mis viejos y hermanos, ahora tendría que llamar a diferentes horas a cada uno para desearles una feliz navidad, disfrutaríamos los deliciosos platillos en fotos o videos, ya no habría un detalle especial para cada uno en la mesa decorada por mí, no encenderíamos lucecitas de vengala «estrellitas» con papá (algo que hicimos cada año hasta la navidad del 2015), ya mi mamá no pelearía conmigo porque me sentaría a la mesa con la misma ropa que tenia puesta desde la mañana pues había cocinado desde temprano y si me daba un baño caería rendida de cansancio, ya no abrazaría a mis hermanos mientras jugábamos cualquier tontería como si fuéramos niños, no, ya nada de eso sucedería de nuevo como antes y por muchas lucecitas, decoraciones, ricos platillos o nieve que haya, no será igual jamas.

Tal vez te sientas igual, lejos de casa, lejos de tu familia, de tus raíces, de tus tradiciones o ese ser amado ya no está fisicamente y te entiendo, siento igual que tú esa melancolía intensa, profunda y que pareciera que jamás se irá. Pero aprenderemos a vivir con ella, por supuesto que sí, la invitaremos a sentarse a la mesa y negociaremos su estadía, pues como una ola vendrá pero se ira también, trayendo buenos y malos recuerdos, trayendo ganas de celebrar de una manera diferente y recordándonos a esos que no están, a los afectos que están lejos, a la vida que dejamos atrás y no nos quedará otra opción que la de jugar como niños en el mar, saltando olas mientras vemos el horizonte lejano, corriendo olas que nos regresan a la orilla o siendo revolcados por olas que nos dejan adoloridos pero que no nos impiden regresar al mar para seguir jugando.

Y con esto en mente y como en todo momento de carencia, nostalgia y necesidad se activa la creatividad, mi fiel compañera, que me invita a descubrir una y mil maneras de brindar por la lejanía mientras descubro en mí misma que sí, sí puedo seguir celebrando con dolor, sí puedo seguir celebrando con melancolía y sí puedo seguir celebrando aunque llegue a estar sola y aunque estoy lejos de mis afectos, pero, ¿cómo llegar a tal descubrimiento? No es sencillo, pero tampoco imposible y quiero dejarte estas ideas que he aplicado y podrían ayudarte (tal vez):

  1. Decora tus espacios a tu manera, sea que no tengas un gran árbol de navidad como solías tenerlo o no tengas el espacio físico para hacerlo porque vives con room mates, llena de color lo que te rodea, la pantalla de tu celular, el interior de tu carro, tu cuarto, tu casa completa, tu lugar de trabajo o hasta tu plato de comida cada día, tu corazon, que lo colorido de esta fecha no pase por debajo de la mesa y que el gris del invierno no te desanime, ya de por sí eres luz en este mundo, que nada te opaque. Recuerdo nuestra primera navidad fuera de Venezuela, no teníamos un arbolito para decorar porque nuestro presupuesto estaba limitado en ese momento, también nuestras emociones y mentalidad, pero se me ocurrió comprar las lucecitas navideñas más económicas y hacer con ellas la silueta de un árbol de navidad en la pared, recuerdo haberle puesto unas pocas decoraciones y una cubeta metálica vacía al pie, creo que ha sido uno de los detalles navideños mas hermosos y significativos que he tenido en estos últimos 7 años y verás una foto al final. Hagas lo que hagas, que sea siempre para traer calorcito y luces a tu corazón, no te compares con nadie y haz con amor lo que puedes con lo que tienes mientras te esfuerzas para que cada año sea mejor y mejor.
  2. Siempre recuerdo a mi padre decirme «A donde fueres, haz como vieres» o donde sea que estés mira a tu alrededor y únete a las tradiciones, y esto me ha ayudado mucho a aceptar con alegría que ya no escucharé a diario gaitas (música de navidad por excelencia en Venezuela), no podré ir de casa en casa comiendo, brindando y llevando regalos a mis amigos y familia el 24 de diciembre ni cerraré la noche escuchando la musica de mis raíces junto a mis padres. Por eso he sumado tradiciones a mi hogar, me he aventurado a hacer cosas diferentes y por sobre todo tomé la decisión de pasar tiempo de calidad con mi gente amada, no para colgar fotos en las redes sociales, no para traer a mi nueva realidad lo que fueron mis navidades al presente, sino que me reinventé para traer de mis memorias lo mejor mientras disfruto de las tradiciones de este lugar al que ahora llamo hogar, una de ellas es colgar las botas navideñas y llenarla de pequeños detallitos para mi familia (con Pepper, mi perrita, incluída).
  3. Cuida tu presupuesto durante las fiestas. Aprendí que las cosas materiales jamás llenarán el profundo vacío que siento cuando estoy triste y eso lo aprendí a las malas, endeudada y aceptando un segundo empleo para poder sentir alivio en mi presupuesto, pero he aprendido la lección, pues a pesar de que compre los «estrenos»(ropa nueva), llenar a mi familia de regalos, salir de fiesta, llenar mi mesa de platillos o decorar toda mi casa con nuevos accesorios cada año, el vacio sigue estando y las deudas siguen creciendo, entonces decidí hacer lo contrario, dedicarle más tiempo a los míos con lo que tenemos y hasta donde nos arropa el presupuesto, es una manera financieramente saludable de pasar las navidades y continuar el año sin la preocupación de nuevas deudas. La Navidad no son los regalos que das o recibes, el amor se demuestra de muchas otras diferentes y no monetarias maneras.
  4. Regala presentes hechos a mano por ti o comprados en tiendas de segunda mano. Lo que a muchos le sobra a otros se le acomoda, no es un secreto, el 80% de mis compras son artículos pre-amados y es que en las tiendas de segunda mano he encontrado tesoros maravillosos que regalo (o que la mayoría de las veces conservo), ademas, me encanta hacer con mis manos regalitos y detalles para la gente que amo, nos hemos acostumbrado a regalar porque la fecha lo dicta o porque nos satisface más a nosotros que a quien recibe el regalo, ese es un sentido opuesto al «mejor es dar que recibir». Soy una persona de detalles y me encanta regalar algo que sé que será apreciado, atesorado y utilizado, algo hecho con mis manos mientras deposito en eso tan pequeño el amor mas grande que siento y una gran admiración por la persona que lo recibirá. Y creo que esto es tema para una entrada completa en este blog.
  5. Recuerda a los que no están sin que eso te lleve a un espiral de dolor. Perdí a mis padres en septiembre del 2021 y desde entonces la navidad sabe y se ve diferente, los extraño y necesito, pero, coloco una foto de ellos en un lugar bien visible, les hablo, los beso, lloro y peleo con ellos por haberme dejado. Respiro. Enciendo una vela para ellos y uno a uno vienen a mí recuerdos hermosos, amorosos, duraderos. No les coloco un asiento en mi mesa pero puedo sentirlos a mi lado y eso me hace querer celebrar como a ellos les gusta, con música, alegría, comida y brindando, desde esta terrible lejania, brindando por lo maravilloso que sembraron en mí y que ellos no lo verán cosechado, yo se los seguiré contando en mis sueños, donde siempre me abrazan.
  6. Por último, reflexiona en lo que la Navidad significa para ti.¿Has pensado en esto más allá de lo que te fue enseñado en casa, la escuela, la iglesia? ¿Significa gastar dinero (incluso el que no tienes) en regalos, fiesta, ropa nueva, banquetes porque es como aprendiste a celebrarla? ¿Significa tener unión, paz, reflexión, compañía, salud, tiempo de calidad en familia solo el mes de diciembre? ¿Significa celebrar que el niño Dios nació y que es la esperanza viva de que viviremos eternamente con El y los que se nos adelantaron cuando nos llame a Su presencia? ¿Qué es lo que realmente celebras? Esa para mí es la raiz de esta situación que me ha traído a hacer una pausa y escribir. Todo este año 2023 lo dediqué a profundizar en ello, jamás había celebrado el Adviento, crecí escuchando que es unatradición católica y como mi fe se formó en un entorno evangélico bautista todas esas tradiciones no son bien vistas, pero, me he dedicado a leer, estudiar y buscar el significado de la época de Adviento y debo decir que estoy más enamorada de la Navidad, pues ahora con mis lecturas y nuevos rituales de Adviento no solo celebro que el Niño Dios vino a nacer entre nosotros, sino que ahora reflexiono profundamente en cómo estoy viviendo mis días mientras espero el día en que el Niño Dios ya hecho adulto vuelva, y no voy aprofundizar en este punto, pero celebrar desde la profundidad de mi Fe y creencias me llevan a celebrar desde el corazón aunque no tenga todo lo que quisiera tener, aunque esté lejos de mis hermanos y gente amada, aunque no pueda regalar a cada persona importante de mi vida algo especial, aunque no pueda viajar a abrazar a toda mi gente, porque ahora celebro lo que realmente me hace vivir esperanzada, lo que me hace sanar, lo que me hace crecer y seguir viviendo con alegría aun en medio de tiempos difíciles. Ese ahora el el sentido de mis navidades, la esperanza y la paz que veo escritas en todos lados en esta época se ha hecho tangible, más allá de un bonito cuadro para colgar en la pared.

Ha sido un tiempo de recalcular el camino, de crecer, de seguir sanando, de amar, de amarme y de re-encontrarme con el miedo a no tener la navidad perfecta, pues así como nuestros cuerpos ya son perfectos para el verano, la Navidad ya de por sí es la temporada perfecta para celebrar el más grande amor.

Finalmente, quisiera leerte, quiero saber cómo haces para pasar tus navidades, qué piensas que podrías mejorar e incluso si no estás de acuerdo conmigo. Este es un espacio libre de juicios. Te comparto mi brindis por la lejania:

Con amor para ti,

Raquel.


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