Cada año al llegar el mes de octubre mi cerebro empieza a pensar que la Navidad está a la vuelta de la esquina, e inicio mentalmente los preparativos para las fiestas. Pero este año quiero que sea diferente, quiero que el mes de noviembre sea el preámbulo que lo que mi Navidad será: calmada, llena de paz y muy intencional. Y es que mis diciembres llegan con el alboroto de los regalos, fiestas, luces y reencuentros. Pero, si soy bien honesta, también llega con listas de quehaceres interminables, expectativas muy altas y una sensación de estrés y cansancio que parece instalarse justo cuando más quisiera disfrutar.
Siento que nos exigimos mucho, y hablo primeramente por mí, nos esforzamos en decorar, cocinar, comprar y planificar, todo para crear “la Navidad perfecta”, pero ¿perfecta para quién?.
Y sin darnos cuenta, descuidamos la parte más importante: nuestro propio bienestar. Definir el bienestar es clave entonces, porque no se trata solo de sentirse “bien”, sino de vivir en línea con lo que nos da paz, propósito y plenitud interior, incluso en medio del caos de la fecha.
¿Qué es realmente el bienestar?
La palabra bienestar viene de “estar bien”, y aunque suena tonto o simple, implica una práctica constante, es un acto de amor propio y espiritualidad que no se trata de aislarnos de lo que nos hace «sentir mal» (estrés, ansiedad, cansancio emocional), sino de encontrar la paz interior que no depende de lo que pasa afuera.
Tener bienestar va alineado con el vivir despacio, no es tener una vida perfecta ni sentirnos felices todo el tiempo, sino que es un estado de armonía entre nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestra alma y nuestro entorno; y fíjate que digo «nuestros» porque no depende de factores externos ni de terceros, sino de cuando intencionalmente vivimos con propósito, en calma y en conexión con lo que realmente es importante.
Durante la Navidad, sembraremos bienestar cuando cuidamos nuestro cuerpo procurando un buen descansando y alimentándonos con amor; cuando cuidamos nuestro corazón (pensamientos, emociones, creencias, sentimientos) dejando de compararnos con otras personas (sus navidades) y soltando ese pensamiento de “lo mío no es suficiente”. También cultivamos bienestar cuando cuidamos nuestra alma sea orando, meditando, agradeciendo y reconectándonos con nuestra fe y el sentido de la navidad. Y finalmente, cultivamos bienestar cuando cuidamos de nuestras finanzas y relaciones, practicando la presencia (aquí y ahora) y respetando nuestros límites.
En otras palabras, el bienestar navideño no se compra, se siembra, se cultiva y florece cuando decidimos vivir más despacio, más presentes, con intención y en gratitud. Jesús nació en medio de un mundo caótico: sin lujos, sin calma, sin condiciones ideales. Y sin embargo, su nacimiento trajo luz, esperanza y propósito, y eso me lleva a reflexionar en que el bienestar verdadero no necesita perfección, solo presencia, y de eso se trata la Navidad.
La prisa no es un requisito para celebrar.
Una de las cosas que he aprendido durante todo este año, es que el bienestar no aparece como un acto de magia cuando todo está bajo control, sino cuando elegimos vivir con calma dentro del caos.
Recuerdo una Navidad en la que tenía todo listo: el árbol con sus adornos, la mesa decorada, la comida deliciosa, los regalos al pié del árbol, la música, el entretenimiento. Pero dentro de mí había agotamiento, estrés, nostalgia, un duelo profundo y esa sensación de no estar presente. Esa noche, mientras todos hablaban, observé detenidamente todo lo que había hecho por los demás y me pregunté:
“¿En qué momento la Navidad se volvió una fecha tan estresante?”
Todo lo que había hecho fue para complacer a los demás, para verlos «felices», pero a medida que yo me estresaba y mis emociones me hacían sentir rígida y controladora, la alegría del momento se opacaba pues ya todos estábamos luchando de alguna manera en pasarla bien sin éxito alguno. Decidí entonces hacer de mis navidades algo diferente iniciando este año: sembrar semillas de intención y bienestar antes de diciembre, y cultivarlas durante las fiestas, como si fuera una planta, regando mi alma con pausas intencionadas, nutriendo con gratitud mis días y protegiéndome de la prisa y las comparaciones, solo así podré ver mi alma florecer durante la Navidad.
Formas de cultivar bienestar esta Navidad
Ahora viene la parte práctica, porque sí, reconocer que necesitamos unas fiestas más calmadas, llenas de intención y propósito será el primer paso para lograr el bienestar, pero ¿por dónde empezar?, aquí te dejo algunas formas de hacerlo que me han funcionado, otras que practicaré desde este mes de Noviembre y que puedes probar.
- Encuentra el corazón y centro de tu navidad.
Durante esta primera semana de Noviembre, haz un espacio para detenerte a pensar, dándote el tiempo y el permiso de reflexionar en qué es lo que realmente quieres vivir en el tiempo de navidad y cómo quieres que tu navidad sea, sin comparaciones, sin listas extensas de cosas por hacer (las que realmente te quitan la calma) y sin poner sobre ti más peso del que ya estás cargando. La Navidad es una invitación a volver al corazón: a la fe, al amor, a la esperanza. - Abraza la imperfección.
No todo tiene que lucir como en las redes sociales, recuerda que no todo es lo que parece detrás de la pantalla del celular. La casa puede estar un poco desordenada, la comida puede no ser perfecta, la mesa puede tener las mismas decoraciones del año pasado. Lo que realmente importa es la conexión, sobre todo contigo misma. Deja que la autenticidad reemplace la apariencia. - Elige con intención.
Pregúntate: “¿Esto me acerca a la paz que quiero vivir en navidad o me aleja de ella?”. Traza y honra tus límites y aprende a decir no a lo que te agota y sí a lo que nutre. A veces el bienestar está en cancelar una actividad y tomarte un chocolate caliente en silencio o en sentarte a disfrutar de lo que tienes buscando belleza y gratitud en todo lo que te rodea. - Cultiva la gratitud, no la culpa.
La gratitud cambia la perspectiva de lo que nos rodea, puede convertir lo que tienes en suficiente y lo ordinario en un hermoso milagro. Sentirte culpable por lo que no pudiste lograr o no pudiste comprar este año va a robarte la paz y calma que te mereces y que la navidad encarna.
Puedes complementar esta lectura con el Workbook (Cuaderno de Trabajo) «Navidad con Sentido y Calma» descargándolo cada semana al final de cada entrada, es un documento de PDF que podrás llenar luego de descargarlo en tu teléfono o directamente en tu computadora.
Deja tu comentario para saber si te ha gustado y si es un tema del que quisieras seguir leyendo.
Con amor calmado,
Raquel.
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